La admisión en un hospital psiquiátrico no mejoró la salud de Anneliese. Más aún, su depresión empeoró. Cada vez aumentaba más su frustración con el tratamiento médico, en tanto que no percibía mejora. El tratamiento médico a largo plazo no dió resultado; su estado, incluyendo la depresión, no hizo sino empeorar. Habiendo centrado su vida alrededor de una fe católica devota, Anneliese empezó a atribuir su condición a la posesión demoníaca. Anneliese empezó a desarrollar intolerancia a los objetos y espacios consagrados, como el crucifijo, lo que atribuía a su posesión. En junio de 1970, Anneliese fue internada por tercera vez en el hospital psiquiátrico, donde le fue prescrita medicación contra las convulsiones por primera vez. No se conoce el nombre de la droga, que en cualquier caso no ofreció un alivio inmediato de sus síntomas. Continuó hablando de lo que llamaba las "caras malignas", que veía varias veces al día. Anneliese se acabó convenciendo de que la medicina convencional no le podía ayudar. Completamente convencida de que su enfermedad tenía origen espiritual, pidió a la Iglesia local que se le practicara un exorcismo.
En 1973, los padres acudieron a la parroquia local solicitando a los religiosos que su hija fuera sometida a un exorcismo. Al principio, todos ellos lo rechazaron, ya que la doctrina de la Iglesia Católica con respecto a estas prácticas es muy estricta.
Poco después, el párroco Ernst Alt, considerado un respetado experto en la materia, creyó probar que Anneliese reunía las condiciones suficientes para considerarse endemoniada y consiguió el permiso de las autoridades eclesiásticas para realizar un exorcismo siguiendo los pasos del Rituale Romanum.
Durante las sesiones, Anneliese manifestó estar poseída por hasta seis demonios diferentes: Lucifer, Caín, Judas, Nerón, Belial y Legion. El exorcismo se prolongó durante un año y finalmente Anneliese murió a los 23 años.
La autopsia de Anneliese atribuyó el fallecimiento a la desnutrición y deshidratación. Antes de eso, se había destrozado las rodillas en ataques de genuflexión (acción de doblar una rodilla en señal de adoración a Dios) compulsiva.
Los padres de Anneliese aseguran haber visto sombras "corriendo" en los pasillos de la casa donde estaba su hija: «cuando nosotros íbamos a ver a Anneliese veíamos sombras en los pasillos, cerca de la habitación de nuestra hija». La madre de Anneliese cuenta llorando: << yo le ponía colchones en la habitación para que no se hiciera tanto daño en las rodillas, pero el demonio es maligno,y, la ponía a genuflexionarse a otro lado o hacía que Annelise rompiera el colchón en contra de su voluntad>>
Días antes de su muerte, Anneliese gritaba en su clase asegurando que: «todos los demonios la seguían», esto hacia que hasta sus mejores amigos dejaran de visitarla, excepto su novio: «ella murmuraba que me alejara de ella, pero nunca la dejé sola».
Quienes estuvieron presentes en los exorcismos de Anneliese, afirmaron que las cruces se volteaban hacia abajo misteriosamente y las ventanas se rompían como si alguien aporreara algo en ellas. Enrst Alt les decía a los padres que debían mantener la calma, pues esto sucedía debido a la presencia demoníaca y que sobre todo no dejaran de orar y que no entraran en contacto con Annelisse (que no la tocaran, que es lo que quiere el demonio, tocar sus puntos débiles para que se enfurezcan y entren en contacto con Annelise) porque era perjudicial para ellos y para ella misma.
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