En el siglo XVI la peste acabó con muchas vidas en Venecia. Por eso era necesario un lugar en el que quemar los más de 150000 cadáveres que se acumularon en canales y casas en apenas seis meses. Para tal fin fue elegida Poveglia, una isla que tiene aproximadamente 70000 metros cuadrados y donde además se cultivan los mejores vinos del Venetto, que ya había sido elegida anteriormente para aislar a los enfermos de peste. Un pequeño canal divide la isla en dos partes y a día de hoy su visita sigue estando prohibida. Se encuentra a pocos minutos en barco de la plaza de San Marcos, y que todavía hoy podemos encontrar los restos bien conservados de varias fortificaciones, cañones, armas... correspondientes al periodo en el que genoveses y venecianos estuvieron en guerra por la pequeña isla.
En tiempos de peste aumento su superficie en hasta 10 centímetros en base a las cenizas de los quemados. Y desde ese momento se convirtió en la isla más maldita de Italia. Son muchas las leyendas que nos hablan de extraños aparecidos vagando su pena por esta pequeña porción de terreno, a la que salvo los agricultores que cultivan la vid poca gente más se acerca.
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Fosa común de huesos en Poveglia. |
Además hay que añadir que de 1922 a 1968 se ubicó en el lugar un hospital para enfermos mentales peligrosos con un impresionante campanario que puede verse en toda la isla. Estos rápidamente empezaron a denunciar la constante aparición de los espíritus de los muertos en otro tiempo, pero debido a sus enfermedades, nadie les hizo caso. Así que el director del psiquiátrico optó por experimentar con los pacientes nuevos métodos de curación, lobotomías y trepanaciones que eran prácticas habituales en los pacientes con herramientas rudimentarias como taladros de mano y martillos. Muchos de ellos fueron llevados a la torre del campanario, donde fueron torturados y sometidos a una serie de inhumanos horrores. Más tarde, este señor acabó arrojándose desde la torre mas alta de las tres que hay en dicho hospital, que todavía conserva sus estructura, gritando que lo perseguían esos a los que tiempo atrás envió al otro mundo.
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El psiquiatrico de Poveglia. |
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